No pretendo hacer de la presente investigación una remembranza o un conteo de los problemas que se han suscitado al ventilar la vida privada en la historia política de nuestro país o más aún del mundo; tampoco propongo un análisis profundo de los ejemplos citados. Sólo me parece acertado presentar algunos casos que ilustren este fenómeno.
Ejemplos me vienen muchos a la mente y sólo por darle un orden comenzaré por recordar como hace diez años, en los últimos días de enero de 1998, el presidente Bill Clinton era el centro de un intenso escándalo cuando se conoció la relación y prácticas que sostenía con Mónica Lewinsky en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Fue entonces que los medios de comunicación más influyentes en Estados Unidos desataron una indignada campaña moralista, acusando a Clinton por esa conducta personal.
Por citar otro ejemplo, tenemos al candidato a la alcaldía de Los Cabos, Baja California Sur, René Núñez Cosío, quién en enero del 2008 fue víctima de una campaña de desprestigio cuando previo a las elecciones se difundió en YouTube un video que presumía mostrarlo tendido en una cama, masturbándose, con una mujer desnuda a su lado. Cabe mencionar que uno de los temas de la campaña de Núñez Cosío había sido la reivindicación de los valores familiares. Al comienzo de la grabación se le veía refiriéndose a ese tema; inmediatamente después se mostraban las escenas privadas. Los autores del video quisieron evidenciar la real o presunta contradicción entre el discurso y la vida personal de Núñez. El candidato, en entrevista con Ciro Gómez Leyva aseguró que el video era un montaje, primero negó y luego dudó cuando le preguntaron si el individuo que aparecía en tales escenas era él.
A esta lista se le puede agregar a Nicolas Sarkozy, Vicente Fox, Santiago Creel, Enrique Peña Nieto y un muy largo etcétera; todos figuras públicas, cuyas carreras hemos visto afectadas al ventilar algún capítulo de su vida.
En efecto la lista ha crece día a día y de manera exponencial, tanto en el ámbito nacional como internacional. Pero quisiera dejar claro que dicho fenómeno se da en ambos lados pues también es cada vez más frecuente que los propios políticos y diversos Partidos recurran y busquen a los medios para hacerse campaña, para difundir su propaganda, para vender su figura, para dar explicaciones o para desprestigiar a su adversario.
Tal es el caso del Gobernador de Illinois, EUA Rod Blagojevich quien recientemente, tras ser acusado de intentar vender el cargo de senador del ahora Presidente Barack Obama, prefirió hacer su defensa en programas de televisión. En efecto el Gobernador optó por presentarse en una serie de programas con un perfil lejano a la política y encaminados a noticias del espectáculo, farándula y chismes. En el programa Today Show de la cadena NBC, Blagojevich declaró que consideró designar a la presentadora Oprah Winfrey como sucesora de Obama en el Senado. Posteriormente se presentó en el programa Good Morning América de la cadena ABC; en esta entrevista declaró “Estoy en Nueva York porque no puedo tener una audiencia justa en el Senado estatal de Illinois”.
Es desconcertante la decisión del gobernador quien decidió no presentarse a la audiencia y optó por los programas televisivos; la Cámara de Representantes de Illinois ya votó a favor de destituir al Gobernador y es que el propio fiscal encargado del juicio político declaró que Blagojevich perdió su oportunidad de defenderse.
Otro caso reciente fue la asistencia del recién elegido Vicepresidente de Estados Unidos Joseph Biden junto con su esposa, Jill Biden al programa The Oprah Winfrey Show, el pasado 19 de enero. En efecto la pareja causó polémica, no sólo por su asistencia a dicho programa si no por la imprudencia de la señora Biden quien aseguró que el Presidente Obama había propuesto a su esposo tanto el puesto de Secretario de Estado como el de Vicepresidente. Declaraciones que ameritaron el inmediato llamado al silencio por parte del Vicepresidente así como una serie de declaraciones posteriores que pretendieron explicar y negar lo antes asegurado.
El video evidentemente se subió a YouTube y al día de hoy (04 febrero) ya cuenta con más de 40,000 visitas.
Qué decir de YouTube, plataforma que ha visto desfilar un sinfín de campañas: es aquí donde las campañas presidenciales en Estados Unidos han tenido un espacio inédito para la difusión de mensajes que complementan la propaganda en medios convencionales. En España, la televisión pública se asoció con YouTube para recabar en ese sitio las preguntas que los ciudadanos quisieran presentar a los candidatos del PSOE y el Partido Popular.
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