¿Cómo reaccionamos en tanto que sociedad a esta ola de violencia, corrupción e inseguridad? Una reacción evidente es el miedo; pero también acciones han surgido de este hartazgo: Marchas, Demandas, Asociaciones.
Las acciones y reacciones son múltiples, a continuación detallaremos las más significativas:
Reacciones:
El miedo por el delito
La delincuencia puede no estar creciendo, incluso puede estar disminuyendo, pero si de pronto llega a los medios algún crimen especialmente cruel -digamos un secuestro o un homicidio con tortura-, la voz pública reclamará exigiendo que se le pongan fin a sucesos de esa índole y se tomen las medidas necesarias para evitarlos en el futuro. La medida que adoptan las autoridades es siempre la misma: subir el monto de las sanciones que se aplican a ese tipo de delito. No importa que las penas ya estén en niveles irracionales.
Otro factor tanto o más influyente, que por desgracia ha sido considerado muy poco, es el temor de las fuerzas policíacas. Sí: hablo del miedo que los propios agentes del orden sienten hacia el crimen o ciertas expresiones del crimen, y me refiero sobre todo al temor que surge cuando sienten que no las tienen todas consigo y algo se les escapa del control de esos actos delictivos. La inseguridad, en este caso de sus propias fuerzas, es la que produce el miedo y resulta determinante de endurecimientos en la política penológica. El método es más barato y sencillo que corregir los problemas y limitaciones de las fuerzas policíacas, pero también es notoriamente menos eficaz.
Al sentir que no tenía el control de la criminalidad como en tiempos anteriores, la policía se atemorizó e hizo dos cosas. Una fue pedir que las penas aumentaran. Con las que había era imposible, decía, controlar a los delincuentes. La otra fue anunciar falsos y sorprendentes aumentos en el crimen -en ocasiones de cien por ciento en cinco años-, que no están apoyados por la cifras, es decir: no ha habido tales crecimientos en el crimen.
Es entonces que la ciudadanía busca y crea alternativas que contribuyan a una estabilidad en materia de seguridad.
Acciones
1 Acciones Organizadas
Creación de Organizaciones Civiles:
En ese sentido, organizaciones civiles como el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad A.C. ha instrumentado un mecanismo para medir y detectar la incidencia delictiva en nuestro país, para así ayudar a las autoridades a diseñar nuevos esquemas de combate al Crimen.
Es así que a través de una encuesta representativa aplicada en 45 mil 164 viviendas, de todo el territorio nacional, y en las que se entrevistó a personas mayores de 18 años, arrojó los siguientes resultados vertidos en la 5ª Encuesta Nacional Sobre Inseguridad.
En la que se concluye:
En 2007 el 11 por ciento de la población mayor a 18 años de edad, fue víctima de algún delito del fuero común en nuestro país, es decir un promedio nacional de 10 mil 480 delitos por cada 100 mil habitantes.
- La Ciudad de México encabeza el lugar en el que se cometieron más delitos, la cifra alcanzó 25 mil700 delitos en 2007.
- Se señala que la delincuencia se genera por la pobreza, las entidades con mayor incidencia delictiva Baja California, Tamaulipas, Nuevo León Quintana Roo, Puebla, Guanajuato, Chihuahua y Sonora, entre otros.
- En el 64 por ciento de los actos delictivos el asaltante utiliza arma de fuego.
- En el 33 por ciento de los actos delictivos el asaltante utiliza arma blanca.
- El 21 por ciento de las victimas sí denuncio
- El 79 por ciento de las victimas No denuncio
- Sólo 8 del 21 por ciento inició averiguación previa
- La cifra negra se promedia en 89 por ciento
- La ciudadanía no denuncia porque es PERDIDA DE TIEMPO y DESCONFIANZA A LA AUTORIDAD
- La entidad en donde menos se denuncian los delitos es Tlaxcala
- Guanajuato es el estado en donde más cifra negra hay
- En el 26 por ciento no ocurre nada después de la denuncia
- Las entidades en donde la población se siente más insegura son: Distrito Federal, Tabasco y Baja California
- Instituciones con grado de confianza por el ciudadano: Iglesias, Ejército, Medios de Comunicación, Policías Federales y Policías Locales
A continuación se presenta el termómetro del delito en el que se explican las entidades de acuerdo a su índice delictivo registrado en 2007.
2Acciones no organizadas:
Las Marchas:
Las marchas son manifestaciones grupales multitudinarias de una sociedad que expresa su inconformidad ante una acción, ley o situación impuesta de manera válida o no por las autoridades. Estas manifestaciones se caracterizan por ser caminatas de un punto a otro estratégicos y que muchas veces culminan en un llamado “plantón”. En México, las marchas tienen ya una larga historia y han sido realizadas por estudiantes, campesinos, sindicatos de trabajadores, maestros, seguidores de algún personaje político, periodistas o varios sectores al mismo tiempo. Aunque muchas veces se dice que a las marchas sólo asisten “acarreados” y provocan graves disturbios en la vialidad, éstas tienen una gran fuerza y a veces se traducen en importantes movilizaciones.
Hace años estas marchas sólo se realizaban en la ciudad de México, ya fuera de grupos pertenecientes a la propia ciudad o ya fuera por grupos que venían de otros estados para pedir a las oficinas centrales de la instancia correspondiente, según fuera el caso, para ser atendidos como no lo eran en sus entidades. Pero, aunque esto se sigue dando así, la realización de las marchas se extendieron a toda la República.
En los últimos años estos actos sociales han adquirido gran popularidad y las causas para llevarlos a cabo se han diversificado. Así, encontramos que existen las marchas del orgullo gay, del orgullo ateo, en contra del aborto; quizá una de las más trascendentales que ha habido en el último lustro es la marcha en contra del desafuero de Andrés Manuel López Obrador en 2004, pero también está como una de las más significativas, la caravana Zapatista por la pobreza y la desigualdad o la marcha de los maestros de Oaxaca que trajo consigo tantas consecuencias y dejó en evidencia la impunidad y el autoritarismo que impera en nuestro país.
Con lo anterior se podría entender que las marchas son una forma de reclamo de los núcleos más vulnerables, sin embargo, a la marcha a la que nos queremos avocar para seguir con nuestro tema es a la marcha contra la inseguridad, la llamada marcha “iluminemos México”, sin precedentes, ya que mostró que la vulnerabilidad está en todas partes, en todas las clases, en todas las edades, en todas las regiones del país; que existe ya hartazgo de la sociedad ante los altos índices de criminalidad y falta de credibilidad en las autoridades, en su capacidad por combatir la delincuencia.
Una marcha que para algunos no tuvo validez, ya que se dice que detrás prevalecían intereses políticos y partidistas, o que para otros fue una gran pesadilla, pues incluso hay historias que cuentan que hubo secuestradores que utilizaron la marcha como pantalla para hacer sus demandas. Puede haber una intensa polémica alrededor de un acto como este, en cuanto a su origen o sus resultados, pero el 30 de agosto de 2008 la ciudadanía mexicana demostró su fuerza, su interés y sus ganas de que su voz sea escuchada.
Iluminemos México
La marcha del 30 de agosto estuvo organizada por varias asociaciones civiles, principalmente por Iluminemos México y se distinguió por ser una marcha pacífica en la que toda la gente se vistió de blanco y llevó una vela encendida en la mano. Se llevó a cabo en la ciudad de México y en 20 estados más e incluso se sumó gente de otros países como España, Costa Rica, Reino Unido, Varsovia y EU.
El antecedente fue el secuestro y asesinato del hijo de catorce años del empresario Alejandro Martí. Por su parte, las demandas eran: “alto a la delincuencia, alto a la corrupción y alto a la impunidad”.
Alrededor de ochenta mil personas marcharon del Ángel de la Independencia al Zócalo de la ciudad de México en donde al final se congregaron lanzando sus consignas que pedían “no más asaltos, no más robos, no más secuestros, no más violaciones, pero sobre todo, no más impunidad y corrupción, si no pueden renuncien”. Por último, cantaron el Himno Nacional como símbolo de unidad e identidad. Asistieron personalidades de la intelectualidad mexicana, de la farándula, de la política, de los medios, del sector empresarial, todos ellos argumentando no estar utilizando la marcha como una plataforma para sus intereses personales, cierto esto o no, hicieron acto de presencia y se mezclaron con quienes en alguna o varias veces han sido víctimas del delito y con quienes simplemente quieren un nivel de vida como el que debe estar garantizado por el estado.
Este suceso tuvo un fuerte apoyo de los medios, mientras que las autoridades se mantuvieron al margen, sólo como observadores. El gobierno capitalino, proporcionó los elementos necesarios para cuidar la seguridad del contingente con apoyo policiaco y de salud, mientras que el gobierno federal dijo estar en espera de las demandas del grupo organizador y poder dialogar para llegar a acuerdos que beneficiaran a todos.
Cabe hacer hincapié que justo cinco días antes de la marcha se publicó el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad en el que se establecen los compromisos que en esta materia tendrán el poder ejecutivo, el poder legislativo, el poder judicial, los gobiernos estatales, las alcaldías, el sector productivo, las asociaciones religiosas, las organizaciones civiles y los medios de comunicación.
El Acuerdo ha tenido repercusiones; hay compromisos que se han cumplido y otros que no; han ocurrido eventos que nos dejan ver su inefectividad y otros que dan la pauta para pensar que puede funcionar. Este acuerdo igual que la marcha pone de manifiesto que la inseguridad, la corrupción, la criminalidad y la impunidad son cosa de todos.
Alberto Carbot dice sobre la marcha:
“Es también un alarido de dolor y desesperación, de desencanto. Es la forma como un amplio sector representativo del México auténtico le exige a sus gobernantes, a sus diputados, a sus senadores, a sus alcaldes, que dejen la comodidad de sus escritorios y el boato de sus reuniones sociales y salgan a la calle a trabajar, porque para eso se les paga”.
Es evidente y claro el reclamo de todos los mexicanos a nuestros gobernantes, jueces, soldados, policías y fiscales que no han sido lo suficientemente eficaces para frenar la violencia y el crimen organizado, que se han dejado corromper por las mafias.
Reclamamos no contar con funcionarios profesionales para asegurar el ejercicio de la ley., y que el estado haya sido sustituido por redes privadas dedicadas al crimen organizado.
Nuestra investigación sólo pretende crear una conciencia más clara y poner en claro los elementos del crimen organizado, enumerar todas aquellas recriminaciones y debilidades de nuestro órgano policiaco, recriminaciones válidas cuando el poder público no es capaz de asegurarle a sus ciudadanos una existencia social pacífica.
Recriminaciones de nosotros los mexicanos que no hemos renunciado a construir un país donde la vida buena sea posible, donde la existencia y nuestras posesiones estén a salvo de los abusos y la brutalidad, donde la dignidad de las personas sea relevante.
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